Erase una vez un proyecto fin de carrera

Martes 12 de diciembre de 2006, 12:30 horas.

Comienza la lectura del proyecto fin de carrera del alumno Pepe Lotas. El citado comienza la presentación de una serie de cuestiones que le han llevado comprender más de 2 meses y llevar a cabo casi un año. Se puede decir que el proyecto tiene miga, que digo miga, aquello parece una cadena de producción de pan de sandwich sin corteza.

Contó en media hora, digamos por encima, a eso de 2 Km de distancia, lo que ha sido el proyecto. Tras un aviso de "puedes darte prisa" (el hambre a eso de las 13 horas ya apretaba al tribunal) todo lo relativo a las pruebas de lo hecho quedo a medio hacer dada la "prisa" que tenía el tribunal empieza el turno de preguntas de los susodichos.

La primera en la frente: la única fémina del jurado, a partir de ahora Lola, empieza diciendo que enhorabuena, bla, bla, bla y lindeza al canto, comenta que no se ha enterado de que va una parte del proyecto, llamémoslo a partir de ahora "lo chungo". Yo creo que en 30 minutos de exposición muy lince tienes que ser para sintetizar y que Lola comprenda lo que a ti te costó varios meses entender.

Pasa el turno a quien aquí llamaremos Bartolomé. Antes de nada quiero remarcar que, a posteriori, los presentes a la presentación, ajenos al tribunal, apuntaron a Pepe que el tal Bartolomé no hizo más que manipular el móvil y la agenda personal durante la exposición. Empieza el tiroteo, todo el mundo al suelo. Pregunta cosas banales y que no mucho pueden decir que ha estado atento a pruebas ni nada por el estilo y escudándose en los datos de una prueba hecha y cortada a toda prisa mal indica que los datos obtenidos no son muy significativos y matiza que ante unos datos de esta calidad mejor no haber malgastado tanto tiempo... Tras esta sandez Pepe se queda perplejo y sin palabras que decir, simplemente puede asentir, el tribunal será quien ponga la nota, no nos vayamos a columpiar...

Pasa la palabra al presidente. Pregunta a Pepe si va a continuar estudiando, con lo que ello conlleva de prisas para entregar el proyecto el menor plazo posible. Tras esto alardea de que tendría mucho que decir pero que va a ser breve, claro ya desde el desayuno con el estomago vacío, vaya hambre... No aporta mucho más y riéndose las gracias con Bartolomé deja a todo cuanto tiene a tiro por los suelos...

Tras la actuación estelar del presidente del tribunal se van a deliberar, volviendo en escasos minutos con la nota que le dan al proyecto. Sobresaliente, ¿¿cómo?? Sólo puede tener explicación si en el trayecto hasta la sala contigua se han dado un golpe en la cabeza. Lo más gordo de todo es que el Sobresaliente se había tomado por unanimidad. No tiene mucho sentido. Pepe se queda contento pero resquemado por los comentarios previos.

Supongamos que el tal Pepe soy yo y que ya han pasado varios días.

Escribo esto como repulsa a esos paripés que hay que pasar por la vida. Los profesores tienen que demostrar que ellos saben más que tú. Dentro de un tiempo sé que sólo tendré en la cabeza el sobresaliente y lo demás se olvidará pero aún así estas cosas no debieran ser así.