30 septiembre, 2007

Los Premios Príncipe de deportes ya son más cuerdos

Después de dos años de Premios Príncipe de Asturias de los Deportes de "fiebres" parece que todo torna de nuevo a su cauce. Ya comenté un año atrás que no me parecía justo lo que se hizo con los dos últimos premios en esta categoría, no por los méritos de quienes lo lograron, sino por el momento.

Hace dos años Fernando Alonso estaba apunto de lograr el primer campeonato del mundo y el país se veía sumido en un alonsismo febril y zas, premio Príncipe. Paso un año y de nuevo campeón del mundo, otro premio? Pues no, lo que se debería haber hecho, desde mi humilde opinión, tendría que haber sido dejar ese premio para posteriores años cuando Alonso se retirara de la Fórmula 1 o estuviera en su etapa final en la misma.

Lo mismo pasó, pero con matices en el premio Príncipe del año pasado que fue a parar a la Selección Española de Baloncesto. Era el punto álgido de festejos tras la consecución del mundial en Japón y los premios, a mi modo de ver, se dieron un poco de publicidad con este hecho. Un poco descafeinado este premio, desde mi punto de vista, si se hubiera esperado un par de años a que se estabilizaran las cosas, la selección seguro hubiera agradecido más esta publicidad.

Ahora yo creo se rectifica esta tendencia de modas y se pasa a valorar una trayectoria con final incluido, la de uno de los grandes pilotos de la Fórmula 1, con 7 campeonatos del Mundo y muchos records establecidos que permanecerán por mucho tiempo. Michael Schumacher convivió con varias generaciones de pilotos para siempre estar un paso por delante con un coche fabricado por y para él y que no le resta importancia a sus innumerables hazañas, sino que no hacen más que engrandecer su ya majestuoso palmarés.

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